martes, 22 de julio de 2008

Beautiful night, instantes de cielo

Noche poblada de estrellas,
palpitante, titilante.
Melodías dulces inundan el aire
de mágicas notas musicales,
profundas, sugerentes.
Las manos se buscan,
se desean, se entrelazan
y, traviesas, juguetean.
La íntima música
envuelve, eleva,
transporta a un mundo de complicidad
y mudo entendimiento.
Viaje lleno de risas y alegría.
Alivio y tensión se suceden
en las almas (¿O es solo en la mía?)
que ansían y temen el encuentro.
Los labios ansiosos
se anhelan, se perciben y finalmente,
se unen con urgencia.
Los cuerpos desesperan:
días, meses, años, vidas enteras
de espera los impacienta.
Finalmente las manos
ceden al impulso y actúan
guiadas por su instinto,
arden,seducen, recorren,
ascienden, provocan...
Acompasados laten los corazones
en un ritmo candente
que se acelera y serena
alternativamente.
El alma rebosa de felicidad,
instantes de cielo.
El tiempo transcurre...
¿Vuela? ¿Se detiene?
La humedad se condensa,
cómplices gotas de lluvia
caen cansinamente.
El mundo pasa,
silencio, murmullos,
risas, confidencias
y la noche, que flota, increible.
Piezas que encajan,
barreras que caen,
ecuaciones resueltas,
inecuaciones sin resolver,
las almas se entregan...

miércoles, 9 de julio de 2008

Sueños


-¿Me haría el honor de bailar conmigo, señorita...?
-Ana, claro- atinó a responder, a pesar de la sorpresa que había causado la repentina propuesta.
Él tomó el brazo que se le ofrecía y ambos se dirigieron al centro del salón. Con cierta incomodidad, al principio, sin mirarse de manera directa, pero percibiéndose fuertemente, comenzaron a girar al son de las alegres de notas de "In the Mood" de Glenn Miller. la música logró que poco a poco se fueran distendiendo, disfrutaran e incluso lamentaran secretamente que el tema terminara tan rápidamente.
En ese momento, él aprovechó para presentarse:
-Mi nombre es Octavio, Ana.
En ese preciso instante las notas de "Serenata a la luz de la luna" inundaron el aire. Invitación y respuesta resultaron por demás innecesarias. El brazo de Octavio rodeó su cintura, sus dedos se entrelazaron, las miradas se encontraron y el mundo se desvaneció a su alrededor. Solo quedaron Octavio y Ana y la música envolviéndolos y acercándolos cada vez más y más.
Él sentía como si tuviera en sus brazos un frágil tesoro. Ella, que sus francos ojos castaños jamás podrían mentirle ni dañarla. Tan sobrecogida estaba por la emoción que apenas notó que la música se había detenido. Confundida abrió sus ojos y miró a su alrededor. Atravesó el amplio living y un tanto bruscamente dio vuelta el disco, ya rayado por el uso y colocó la púa en el borde. Cerró sus ojos soñadores y regresó a la pista de baile, a los brazos del dulce galán de sus fantasías de niña



Banda sonora: Moonlight Serenade - http://www.youtube.com/watch?v=AQseFAcWvtE

sábado, 5 de julio de 2008

Sueños de noches de verano

Dieron las once. Si no se apuraba llegaría tarde a la que, presentía, sería la mejor noche de su vida. Dio unos últimos toques a sus recién hechos bucles y observó con satisfacción el efecto en el espejo. Había nacido con un hermoso y muy muy lacio cabello castaño, por ello en ocasiones especiales le gustaba ensortijarlo y sorprender a todos con el cambio.
Sonrió al verse enfundada en su vestido favorito: uno de liviana gasa con delicadas flores celestes que, entallado hasta la cintura, se abría en una amplia falda a la altura de la cintura, terminando en puntilla. Un toque de fragancia floral y ya estaba lista.
Bajó apresuradamente para reunirse con su hermana y sus amigas y subieron alborotadas al auto que las conduciría al "Springtime". A medida que se aproximaban comenzaron a escuchar cada vez más cercanos los acordes de una vivaz melodía de Benny Goodman y las risas y murmullos de los jóvenes que ya estaba disfrutando en el popular salón.
Un tanto atemorizadas, pero infundadas del valor de estar en grupo, las damiselas ingresaron. De inmediato las envolvió una cálida atmósfera de notas musicales, risas y alegría. Fue como ingresar a un mágico mundo de ensueño, donde decenas de parejas se deslizaban en el centro de la pista siguiendo el ritmo que marcaba la elegante banda que, luciendo un impecable frac, presidía la reunión.
Sin demora, las muchachas buscaron una mesita donde ubicarse y comenzaron a comentar las virtudes de los vestidos de las mujeres a la vez que, disimuladamente, espiaban a los hombres.
Sin que Ana lo notara, sin embargo, un apuesto joven la observaba con ansias. La había visto entrar rodeada de sus amigas y había quedado hechizado por su dulce e inocente mirada. Su pies adquirieron voluntad propia e irremediablemente lo guiaron hasta ella.
-¿Me haría el honor de bailar conmigo, Señorita...?
-Ana...
Continuará... :)
Banda sonora: