sábado, 24 de julio de 2010

Vicente López

Hay olores, gestos, palabras, imágenes que tienen el poder de transportarnos a otros tiempos, que nos remiten a ciertos momentos que quedaron grabados en algún lugar de nuestro interior. Que nos recuerdan a una persona que dejó una huella en nuestro corazón, un lugar donde fuimos felices o incluso transmiten una sensación de paz o de dolor. Y nos hacen volar, alejarnos de nuestro cuerpo y arribar a otro puerto, otra estación y nos dejan esa sensación agridulce de lo que fue y también de lo que no fue...


Ella dice “Vicente López” y yo pienso en vos…
En Vicente López se conformaron chacras, algunas de las cuales aprovecharon mano de obra esclava…
Era una tarde soleada de marzo, recostados en el césped, me dijiste que te gustaba estar conmigo…
Muchos de ellos eran empleados como peones e incluso los hubo capataces…
Cielo azul profundo, río, risas de niños, sol…
Sin embargo, el grueso de la población negra se concentraba en las zonas urbanas…
Tu cabeza se recuesta en mis rodillas, mis manos recorren tu frente, peinan tu cabello…
Se dedicaban fundamentalmente a tareas domésticas, algunos aprendieron oficios y se desempeñaron como artesanos…
Mi corazón casi eufórico, sonríe, disfruta, fotografía cada instante…
Algunos lograban, luego de un enorme esfuerzo, comprar su libertad o la de sus hijos…
El tiempo transcurre, la gente pasa desapercibida, no hay distracciones…
Nuestros conocimientos se basan en legajos judiciales, censos y leyes…
De nosotros, solo quedan mis recuerdos agridulces…