martes, 20 de enero de 2009

Angustia

Me duele un hombre en el alma.
Me duele su ausencia.
Me duele su presencia, que demasiado rapidamente se vuelve ausencia.
Me duele su cercanía, apenas siete kilómetros, tan solo setenta cuadras.
Me duele su distancia: un millón de años luz.
Me duele su amor, pero más aún me duele mi amor.
Lágrimas mientras el sol arde sus últimos instantes.
Lágrimas mientras las estrelllas apaprecen una a una.
Lágrimas en la soledad de la noche...
Me duele el alma.
Me duele el cuerpo.
Me duele la vida.
Mi vida, en permanente e inútil pausa;
mi cuerpo, en eterna espera de tu calor;
me duelen los ojos ante tanta belleza sin vos.
Me duelen tus caricias, que ya no recorren mi cintura,
me duelen los brazos, que en vano, buscan rodear tu cuerpo.
Me duelen las manos deseosas de tu piel,
me duelen los oídos, que no logran olvidar tu dulce voz.
Me duele todo el cuerpo, incompleto, sin vos...
Me duele un hombre en el alma